Cobre: ¿todavía puede ser el salario de Chile?
Por Verónica Rodriguez en 19 Sep 2016 - 19:04 (Miami)
Y es que nuestro país ha recibido el no muy honroso primer sitio en lo que a disparidad entre nivel educativo y retribución recibida por ello se refiere. Por ejemplo la diferencia promedio de salario entre un chileno con maestría y uno con educación media es de más del doble. Por lo que en ámbitos como la adquisición de una vivienda digna, las posibilidades se vuelven complicadas para los que no han tenido la oportunidad de acceder más que a la educación general, por hablar de un ejemplo, en el área de Gran Santiago en un periodo de una década, los valores de casa y departamentos se han incrementado hasta prácticamente duplicar su costo. Hablemos además de lo preocupante que es el hecho de que en Chile, según estudios realizados, debemos destinar un 20% del salario medio, tan sólo a los productos de la canasta básica y ya ni hablemos sobre llegar a la jubilación con semejante disparidad de salario, el exorbitante costo de la vivienda y el mencionado costo de los productos de sustento más elementales, porque en ese tema tendríamos que enfrentarnos al muy criticado y debatido sistema de las AFP y eso nos llevaría a por lo menos otro artículo completo para comentarlo.
Lo cierto es que la economía del país, la cual finalmente acaba reflejándose en el monto de los salarios y en los costos de lo más esencial para la existencia de los seres humanos (un lugar dónde vivir y alimentos), se ha mantenido en gran parte a flote por la extracción del metal que ha llegado a verse como “el salario de Chile”; sin embargo los analistas hablan ya de que el próximo año podría ser malo para el metal rojo e incluso se ha hablado sobre una peligrosa situación de endeudamiento en el caso de Codelco, lo que podría evitar su sustancial aportación fiscal de este año, la cual prácticamente equivale a la cuarta parte de los ingresos fiscales del país.
Ante esta posible fragilidad en la industria que sostiene al país, bien pudieran presentársenos más dificultades para tener y mantener un techo o hasta para poder poner un plato de comida en la mesa de nuestras familias y tristemente la situación se complicaría más para los que menos educación obtienen.